domingo, 15 de agosto de 2010

Hacer las cosas mal para que salgan bien.

Hacer las cosas mal para que salgan bien
Mucha gente piensa que en África viven en una jungla. Pero aquí la única jungla que hay es de asfalto. Uno no sabe bien qué es lo que piden para sacar el carnet, pero la pregunta tampoco tiene demasiado sentido cuando ve que lo normal es no respetar ninguna norma, y menos aún cuando hay mucha gente que conduce sin tener carnet.
Hay que tener en cuenta dos factores. Primero, las características de las carreteras de la ciudad. A esta gente le daría la risa si viese aquellos socavones que retrasaron las obras del AVE. Aquí hay auténticos cráteres en medio de la calzada, que hacen imposible que circulen por el carril correspondiente a su sentido. Y segundo, las características de los coches de aquí. No hay término medio: o coches que uno no se explica cómo pueden seguir funcionando, o todoterrenos de gran lujo, los cuales no son complicados de encontrar. Aún así, lo más normal es ver coches que en España no pasarían una itv ni de broma. Ya sea porque tienen los retrovisores colgando, o porque directamente no los tienen, o porque llevan las ruedas tan deshinchadas que se puede oír la llanta contra el suelo, o porque dejan una estela de humo negro a su paso ante la que a veces hay que pararse, cerrar los ojos, y contener la respiración. Mención aparte merecen los taxis. Si ya os comenté que algunos tenían la luna delantera rota, hace poco me tocó montar en uno que llevaba el golpe en la parte del conductor, por lo que continuamente tenía que ir moviendo la cabeza para ver algo, e incluso sacarla por la ventana. Algunos llevan tal pedrada, que se forma como una bolsita hacia dentro del coche, de hasta cinco centímetros de profundidad. Vamos, que si estuviese hacia fuera podrían usarla de posavasos.
Y aunque en algunos cruces hay semáforos, todavía son mayoría los cruces que quedan a la libre interpretación de los conductores. El problema es que cada uno lo interpreta a su manera. Los semáforos es lo único que se respeta, por lo que es lo demás, nada de nada. En España, ante una rotonda, uno supone que el que pretende entrar en ella normalmente parará para dejar paso al que ya está tomándola. Aquí, uno supone que el que quiere entrar en la rotonda ni siquiera va a mirar a ver si viene algún coche. Menos mal que cuando a uno le pitan, se podría decir que ni hace ademán de haber oído nada, que si no acabarían a palos.
Lo de los intermitentes es también para hacer un estudio. El día que un guineano ponga un intermitente, no ya para señalar que va a girar, sino para indicar que va a frenar en seco para dejar a alguien, me pararé y aplaudiré entusiasmadamente.
Aún así, no se ven muchos accidentes, porque todo el mundo tiene tan claro que el otro puede hacer cualquier cosa, que cuentan con ello y reaccionan rápido. Es como si hubiera que hacer las cosas mal, para que salgan bien. Bueno, esto es lo que os habría contado si este post lo hubiera escrito hace unas semanas. Porque en apenas cinco días, tuve noticia de tres muertes por atropello, dos accidentes con varias víctimas en la carretera de Luba a Malabo, e incluso fuimos testigos de un par de ellos. Y en varios de ellos, los que lo habían provocado eran altos cargos de la policía. Se ve que ellos están al margen de la ley, pero no de la Física.
Yendo por la carretera del seminario, con dos o tres carriles para cada sentido, vimos como un jefecillo entraba sin mirar, chocaba con un taxi, y hacía que ambos coches cruzaran de lado a lado hasta chocar con una farola de la otra acera. Menos mal que coincidió con uno de los pocos momentos en que no pasaba nadie en sentido contrario. Otro de los días, estando en la terraza, oí una de esas frenadas que parecen eternas, y que hacen que uno estire el cuello para ver si se oye un “pum” al final. Pues esta vez sí que se oyó. Botoco salió corriendo desde su habitación, y vimos como un taxi había perdido el control y se había estrellado contra una señal de peligro (menudo vidente el que la puso ahí) hasta tumbarla en la acera. Edmundo fue el que me contó que yendo de Malabo a Luba vio un choque frontal de dos coches, y cómo se podían ver los cristales llenos de sangre.
Y es que en carretera, uno sufre. Porque lo de las líneas del suelo es algo orientativo. Aquí una línea continua no significa nada, y los coches invaden el carril contrario sin temer que aparezca un coche desde más allá de los diez metros de visibilidad que tiene la curva. Yo me pongo malo, porque no hay necesidad ninguna de hacerlo, y uno duda que vayan a tener esa capacidad de reacción para volver a su carril si aparece alguien en el otro sentido.
En esa carretera que une las dos ciudades más importantes de la isla, se puede ver cada pocos kilómetros cómo los “quita miedos” ya han hecho su función, pero no están listos para volverla a ejercer. Hay algún coche volcado en los arcenes, y en uno hasta se ven ramos de flores, indicando que ese fue el triste final de algún conductor. Por no hablar de los puntos desde donde se accede a las canteras, que están llenas de gravilla. En fin, un peligro importante, rebajado ligeramente por el hecho de que no se puede correr mucho. Pero hasta las señales de velocidad son orientativas, y hay tramos de 50 en que todos los coches van a 90.
No sé si hace falta a estas alturas que os hable de los pasos de cebra, donde uno se santigua antes de empezar a cruzar la carretera. O aquello de incorporarse en una carretera de varios carriles hacia la izquierda, donde dan ganas de decir “una, dos y tres”, y cerrar los ojos.
Los primeros días me preguntaba si yo podría conducir con el carnet de España. Después me enteré que simplemente tenía que ir a tráfico para que dieran uno convalidado. Ahora me alegro de no haberlo hecho. Todo para ellos.





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Actualizando:
El otro día me acordé de dos problemas de entendimiento con los guineanos que no os había contado. El primero es encontrarse de frente con la pregunta: "¿Y cuál es su gracia?". Se ve que esto significa que quieren saber cómo te llamas, pero vaya, como para adivinarlo...

Y la segunda ya es la bomba. "Abre el bote, lo utiliza, y si falta lo tiene que tirar". Vamos a ver, si falta, tendré que abrir otro, ¿no? Pues no, aquí vuelven a intercambiar dos palabras que para colmo son antónimos. "Si falta" quiere decir si sobra. Así que "faltan" los comentarios.

2 comentarios:

  1. Ya estoy de vuelta y de nuevo leyéndote de un tirón. Diverso e instructivo: desde el artículo sobre las"mejoras" guineanas hasta la descripción del Miami africano, pasando por los chinos y demás. Me han parecido muy divertidas tus dificultades con la diversidad lingüística de Malabo y es que cada lengua,dialecto, habla,como quieras llamarlo, refleja una forma de ser y de mirar y miles de maticeshistóricos, culturales y sociales se van incorporando a lo largo del tiempo.
    ¿Qué tal tus clases, tus reuniones, actividades diversas y vida social?

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  2. Hola Charo! Ya tienes casa? Espero que no hayas perdido el aerochino con la reforma. Bueno, pues las clases bien, esta semana acabo ya, aunque igual alguno acaba antes con mi paciencia, porque es que no tienen ni idea de manejar el ordenador, y yo además creo que ni escuchan cuando les hablas, pero bueno. Y las reuniones y demás, de momento no ha salido mucha cosa. Como es verano, pues está todo bastante parado, así que... veremos.

    En cinco minutos he convocado a los niños en el patio del cole para hacer unos juegos con ellos, así que a ver si vienen. Ya os contaré!

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